Tener buenos hábitos de higiene dental es fundamental para mantener los dientes sanos y fuertes. Mantener la higiene en nuestro cepillo dental también es indispensable, puesto que nos ayudará a complementar una buena salud bucodental. Por error no solemos dar importancia a nuestra herramienta principal (el cepillo dental) y siempre olvidamos su mantenimiento.
En este post te enseñaremos algunas técnicas de desinfección muy sencillas para mantener nuestra herramienta dental al día.
¿Cómo desinfectar el cepillo dental?
Después del cepillado dental debemos poner el cepillo bajo agua caliente durante unos minutos. La temperatura del agua alta ablandará las cerdas y facilitará su limpieza, además permitirá eliminar los restos de pasta dental y partículas de alimentos atrapadas en el interior del cepillo.
Te dejamos algunos métodos con los que desinfectar tu cepillo:
- Existen pastillas desinfectantes que se usan para la limpieza de dentaduras postizas o férulas de descarga. Sumerge el cepillo de dientes en el agua y agrega una pastilla desinfectante. La acción efervescente hará que se eliminen los restos de suciedad que queden en él.
- Prepara un vaso con vinagre blanco sin diluir y sumerge el cabezal del cepillo de dientes por lo menos dos horas.
- Otra opción es sumergir el cepillo en agua oxigenada pura una vez a la semana durante algunos minutos.
- Una solución con media taza de agua, dos cucharadas de vinagre blanco y dos cucharadas de bicarbonato sódico. Sumerge el cepillo dental y déjalo durante media hora.
Para finalizar, recuerda que siempre debes aclararlo bien con agua fría y dejarlo secar en posición vertical.
Por último cámbialo con frecuencia, debes recordar remplazar tu cepillo cada dos o tres meses. El uso continuado del cepillo hace que las bacterias, la pasta dental y los restos de alimentos se acumulen en su interior. Con el paso del tiempo los filamentos pierden la rigidez y dejan de cumplir su función. Algo fundamental que no debemos olvidar es cambiar el cepillo después de una gripe, resfriado o infección bucal ya que los gérmenes pueden permanecer en las cerdas y reactivar el problema.