El consumo de bebidas azucaradas se asocia con un incremento del riesgo de desarrollo de numerosas enfermedades, entre otras la diabetes, la obesidad y las caries dentales. Un riesgo para la salud que, si cabe, resulta más importante en el caso de los niños. No en vano, los refrescos y zumos comercializados para los niños contienen unos niveles de azúcar que exceden, y en gran medida, las cantidades diariamente recomendadas para la población infantil.
Y los padres responsables de la compra de este tipo de bebidas, ¿son conscientes del riesgo que conllevan para la salud de sus hijos? Pues no parece ser así, dado que como muestra un estudio llevado a cabo por investigadores de la Facultad de Medicina Perelman de la Universidad de Pensilvania (EE.UU.), la inclusión de advertencias en las bebidas azucaradas que, de una manera similar a como ocurre con el tabaco, alertaran de que su consumo puede resultar perjudicial para la salud –por ejemplo, que favorecen el desarrollo de diabetes, obesidad y caries–, resulta en una menor adquisición de este tipo de productos.
Como explica Christina Roberto, directora de esta investigación publicada en la revista «Pediatrics», «como consecuencia de la actual epidemia de obesidad infantil y de los estudios que indican que más de la mitad de los niños estadounidenses que no han cumplido los 11 años toman bebidas azucaradas a diario, la preocupación sobre los efectos para la salud que tienen este tipo de bebidas es cada vez mayor».De hecho, algunos estados de EE.UU. han aprobado legislaciones para que las bebidas azucaradas incluyan este tipo de advertencias. Pero como lamenta Christina Roberto, «no hay apenas datos que muestren cómo estas advertencias pueden influir sobre la compra de estos productos o cuáles serían las más impactantes».
Consumo perjudicial
El estudio, primero de este tipo en todo el mundo, fue llevado a cabo con la participación de 2.831 padres estadounidenses que, con distintos niveles educativos, tenían al menos un hijo entre los 6 y los 11 años de edad.
Los participantes fueron incluidos en seis grupos distintos: un grupo control, al que solo se mostraron bebidas sin ningún tipo de advertencias; un segundo grupo en el que las bebidas contenían una etiqueta con el recuento de calorías; y cuatro grupos en los que se mostraron a los padres bebidas con distintas advertencias –una por grupo– en las que se alertaba de los posibles perjuicios para la salud asociados con su consumo.
Posteriormente, y consultados por el tipo de bebida que comprarían a sus hijos, el 60% de los padres del grupo control afirmaron que se decantarían por una bebida azucarada, opción asimismo elegida por el 53% de los participantes a los que se mostraron las bebidas con el recuento de calorías. ¿Y qué ocurrió con los padres incluidos en los cuatro grupos de bebidas con advertencias? Pues que si bien el porcentaje de los que seguirían comprando una bebida azucarada fue elevado, también resultó significativamente menor al de los otros dos grupos: de un 40%.
Como indica Christina Roberto, «con independencia de la frase recogida en el texto, nuestros resultados muestran que la inclusión de advertencias en las bebidas azucaradas podría ser una vía importante e ‘impactante’ para educar a los padres sobre los potenciales riesgos para la salud asociados al consumo habitual de estos productos. Así, las advertencias les empujarían a reducir la compra de este tipo de bebidas».
Los padres, a favor
Es más; consultados sobre su apoyo a la inclusión de estas advertencias en las bebidas azucaradas, cerca del 75% del total de padres participantes se mostró completamente de acuerdo con la medida.
Así, los autores confían en que estas evidencias «promoverán el desarrollo de futuros estudios centrados en identificar cómo estas advertencias influyen sobre, más allá de las bebidas azucaradas, las elecciones alimenticias de los consumidores».
No en vano, como concluye Christina Roberto, «los resultados alcanzados en nuestro estudio están en la misma línea de los obtenidos en las investigaciones sobre el efecto de las advertencias en los productos del tabaco, que han demostrado aumentar el conocimiento de los consumidores sobre los riesgos para la salud asociados a su consumo y, en definitiva, animan a la cesación tabáquica».